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Mostrando entradas de 2016

El mejor juguete

*Mini crónica* Todas las tardes la casona La América en Cachipay se llenaba de velas y lámparas Coleman que alumbraban sus corredores.   Corría el año de 1969 y los nueve hijos del matrimonio Neira Gómez se divertían algunas noches jugando a las escondidas. Otras veces, escuchaban las historias de miedo que contaban los trabajadores, pero nunca faltaban las reuniones en torno a la radio. Un transistor Philips beige, modelo 50, hacía las veces de televisor. En medio de la penumbra y el silencio de la finca, las voces de Todelar y Caracol Radio llenaban la casa de personajes y hacían de la sala un escenario para cada una de las historias. A las 6 de la tarde una balada romántica marcaba la entrada de María Ramos. Las cuatro mujeres de la casa se acomodaban en los sillones y se entregaban al relato. María trabajaba como empleada doméstica. Se esmeraba en sus labores para conseguir otro estilo de vida, lleno de lujos y comodidades. Gracias a Teresa, la criada de la casa veci

Genio y locura

*Mini crónica de tres Romanzas*  El tocadiscos comenzó a girar y Eusebio despertó de su sueño primero que Florestán.   En la habitación,   la primera Romanza para oboe y piano   de Schumann llenaba el espacio y Eusebio se identificaba con la melodía dulce, apacible e introvertida. Mientras tanto, Florestán comenzaba a inquietarse aún dormido y hacia el compás 25 de la segunda pieza despertó de un solo golpe. Agitada, desesperada, insolente, la Romanza representaba ahora su carácter. Prestó atención a cada frase musical y se sintió lleno de fuerza, decisión y valentía. Entretanto, Eusebio había perdido la atención. La segunda Romanza que cautivaba a su amigo no era más que un derroche de energía y de ira contenida que en algunos episodios retornaba a una calma ficticia. Eusebio reconocía esa pasividad incompleta que siempre terminaba con un nuevo arrebato de pasión y que bien se parecía al estado de ánimo de Florestán.   La tercera Romanza comenzó a sonar y, esta vez, tanto

¿Cuánto vale la cultura?

Cualquier parecido con la realidad no es coincidencia Bogotá ha sido escenario de un creciente número de espectáculos y festivales musicales de gran calidad y de acceso gratuito. Los más sonados, aunque por supuesto no los únicos, son los Festivales al parque que organiza el Instituto Distrital de las Artes, Idartes, y que han logrado convocar toda clase de espectadores en parques públicos situados en diferentes localidades de la capital. Esto ha permitido que todos los estratos socio-económicos accedan a espectáculos de artistas nacionales e internacionales, a los que, de tener costo, no podrían darse el lujo de acceder los sectores de estratos bajos. Es claro que esta gran labor de posibilitar la cultura en condiciones de igualdad y con entornos propicios para una convivencia armoniosa contribuye fuertemente a construir cultura ciudadana y  formación de públicos. Sin embargo, este fenómeno ha tenido un efecto colateral, indeseado e inesperado con toda seguridad, pero cada vez m

Pa las que sea

 Cualquier parecido con la realidad no es pura coincidencia Existen frases colombianas por excelencia, de esas con las que cualquiera nos reconocería hasta en los confines más remotos, esas que nos describen y nos representan, esas que lamentamos y aborrecemos porque nos retratan perfectamente. Entre todas esas sobresale esta perla: Pa las que sea.  Nada más y nada menos que una sentencia de lo machos que somos, de lo atrevidos, arriesgados, comprometidos con cualesquiera que sea la causa (por demás, casi siempre horrorizante); una promesa de nuestra miserable condición humana en la que el fin justifica los medios : pa las que sea, papá, no importa cómo ni por encima de quién, pa las que sea.  ¿Exagero? por qué cuatro simples palabras que son, más bien, un símbolo de nuestra verraquera van a ser la viva descripción de nuestro deterioro social, nuestro estancamiento cultural e intelectual, nuestra violencia a término indefinido, nuestra mediocridad casi que heredada, ¿por qu